La Ley Universal de la Atracción dice que atraeremos a personas, acontecimientos y circunstancias que concuerdan con nuestro estado interior. En otras palabras, atraemos las experiencias que son consistentes con nuestras creencias.
Si creemos que hay mucho amor en el mundo y que merecemos dar y recibir ese amor, atraeremos un tipo de relaciones diferente que alguien que crea en la escasez de amor o que se sienta indigno de la felicidad. Si creemos que en el mundo hay amistad y amor, entonces será eso lo que experimentemos la mayor parte del tiempo. Si creemos que el mundo es un lugar caótico, estresante y temible, entonces ésa acabará siendo nuestra realidad. Por tanto, creer y saber que tu alma gemela existe es un primer paso clave en el camino hacia la manifestación de la persona amada en tu vida.
La cuestión es que no hace falta que sepas cómo, cuándo o dónde aparecerá tu alma gemela. Lo único que tienes que hacer es comenzar a madurar la creencia de que existe y de que la encontraras cuando llegue el momento.
También necesitas comenzar a desmontar algunas de las ideas negativas sobre ti que, sin darte cuenta, puedes haber desarrollado a lo largo de los años. Por ejemplo, en lo más hondo de tu corazón, ¿crees que eres alguien a quien se puede amar? Si estás leyendo esto, estoy segura de que sí. ¿Por qué? Porque la gente amable siempre desea más amor en su vida. Pero si crees que no se te puede amar, debes comenzar a cuestionarte esa creencia. Conozco a mucha gente atractiva, con éxito y soltera que tiene algunas ideas muy negativas y limitadoras cuando se trata de buscar a su alma gemela. Su lista suele ser algo así:
Soy demasiada mayor.
Estoy demasiada gorda.
Estoy demasiada estropeada.
Soy una perdedora.
Tengo demasiado éxito.
Todos los que valen la pena ya tiene pareja.
Nadie que me interese se interesará por mí.
Empieza por tomarte un momento para recordar tus peores encuentros románticos: las personas que no fueron amables o cariñosas, las que te gustaría olvidar, las que te hicieron daño, traicionaron tu confianza e hicieron que cerrases tu corazón.
Ahora imagina que esos amantes del pasado están ante ti. Permítete sentir el dolor que te causaron entonces.
Tómate un momento para preguntarte qué idea de ti mismo tenías para tolerar esa clase de comportamiento. ¿Creías que no merecías nada mejor? ¿Que no tenías derecho a exigir más? ¿Que no eras una persona a la que se pudiera amar?
Ahora, respira hondo y pregúntate: “Estoy dispuesto a desprenderme de esas antiguas creencias?” Medita tu respuesta y, si realmente estás dispuesto a dejarlas ir, imagínate cogiendo entre las manos todos esos sentimientos dolorosos y todas esas limitaciones y lanzándoselos a tus antiguos amantes, que todavía están ante ti. Tómate un momento para notar cómo te hace sentir eso.
Ahora imagina que tienes en la mano un aerosol, un bote de spray. Visualízate apuntando con él a tus ex amantes.
Dentro de un momento vas a apretar el pulsador y a rociarlos. Cuando lo hagas, todas esas personas y todos esos recuerdos dolorosos se van a quedar dentro de una gran burbuja de látex.
Tómate un momento y disfruta de la sensación de rociar con el spray, de congelar cada uno de esos recuerdos, experiencias y creencias negativas dentro de una gran burbuja. Ahora están fuera de ti, alejados. Respira hondo y disfruta de esa libertad.
Ahora imagina que en la mano izquierda sostienes una aguja larga y afilada. Quizá esboces una sonrisa al imaginar lo que te voy a pedir que hagas. Pues sí, cuando estés preparado, coge la aguja y pincha la burbuja de látex. Contempla cómo estalla y desaparece en el aire.
Ahora esa gente se ha ido de tu conciencia…. y con ellos todos los sentimientos dolorosos, las creencias y las experiencias del pasado. Experimenta la sensación de no tener que cargar más con el peso de tu pasado. Siente esa libertad, las nuevas posibilidades, el alivio.
Debes creer y saber que en lo más profundo de tu corazón que tu amor está allí para ti, que mereces que se cumplan tus deseos y que mereces dar y recibir amor.
Y si hoy no te lo acabas de creer, intenta, en este momento, convencerte de que tu amor está de camino y de que cada día se acercará más. Aprovecha este momento para pensar en todo lo que puedes ofrecer. Por si lo has olvidado: el amor que das y compartes, la ternura y calidez que exudas y todos tus demás talentos que tienes, es lo que se regresará a ti.
No es tu trabajo saber cómo aparecerá el amor de tu vida; tu tarea es estar preparado, dispuesto y abierto a recibir su amor. No sabes exactamente de dónde vienen el aire o el agua, pero crees firmemente que existen. Como ser humano, sabes que el aire y el agua son parte de tu legado divino; los errores que hayas cometido en el pasado no importan, aún así vas a levantarte todos los días y a tener acceso al aire y al agua. Lo mismo pasa con el amor: está ahí para ti, siempre ha estado ahí para ti. Sólo tienes que recordar que tú eres amor y, en cuanto lo hagas, el Universo te dará más. En otras palabras, no tienes que hacer nada; sólo tienes una manera de “ser”: existiendo como la persona cariñosa que eres, viviendo con el conocimiento de que mereces tener una relación llena de amor y compromiso, y saboreando la espera mientras llega tu ser amado.
Así que las dejamos con un ejercicio:
Repite siete veces, y permite que penetre en lo más profundo de tu corazón, la siguiente frase:.
“Has nacido para que te amen, te valoren y te respeten”