Para construir un vínculo hay que poner tiempo, ganas e interés. Y por sobre todas las cosas, confiar en que el otro tenga buenas intenciones, aunque a veces de buenas intenciones esté empedrado el camino del infierno.
En los primeros tiempos de una relación se dicen muchas cosas, bien filtradas y políticamente correctas en el lógico intento de agradar al otro.
Aprender a leer entre líneas en los primeros encuentros es un plus para darle el empuje – o no – a ese algo que recién empieza. Algunas frases que se dicen al pasar y que en el deslumbramiento inicial suelen no escucharse, pueden ser sumamente reveladoras de que esa relación puede constituir un camino dificultoso:
1. «Me estoy separando» o «Mi relación no está bien»
Es probable que quien emita esta frase no esté preparado para iniciar un vínculo con otra persona. No quiere decir que no le gustes pero este no es el momento. Sus energías seguramente están volcadas a cerrar el círculo anterior. Cuidado con ser parte del naufragio de otro barco que no es el tuyo.
2. «No soy bueno para tener pareja»
Ojalá seas la horma de sus zapatos. Pero, claramente, si a alguien le cuesta armar algo con otro es porque busca características muy específicas en un otro o nunca se ha enamorado. La buena noticia es que puedes llegar a ser ese alguien especial. Pero vas a tener que armarte de paciencia porque pareces estar ante un hueso duro de roer.
3. «Mi ex…»
Las personas que viven hablando de su/sus relaciones anteriores están muy ancladas en el pasado o tienen una inseguridad que las lleva a mostrar que fueron importantes para otros. Estate atenta a esta señal.
4. «No busco compromisos»
Escucha y registra. Las mujeres, sobre todo, tendemos a creer que alguien que no quiere comprometerse va a cambiar de idea cuando nos conozca. Error. Si no quiere compromiso, no lo quiere contigo ni con nadie. Probablemente, ni consigo mismo.
5. «Estoy muy ocupado»
Nadie está con tantos miles de cosas que no pueda hacerse un tiempo para ver a alguien a quien desea. Piensa si estás dispuesta a iniciar una relación con alguien tan pocas ganas de dar. O a tener tanta paciencia para que pase de “estar con mil cosas” a estar “con cien cosas”.